miércoles, 19 de octubre de 2011

Intertextualidad: la máquina del tiempo; agujeros de gusano galácticos

Por García Canal, María Inés
“Borges en la obra de Michel Foucault” En Revista “El ágora”
Numero 6, julio 1997

Siempre hay un sueño ajeno que alguna vez nos soñó; siempre existe un no-pensado que el yo piensa, dejando de ser un certero y seguro yo. El yo es una delusión, nos dirá Borges.
En el prologo a la edición Gallimard (1967), de las tentaciones de San Antonio de Gustav Flaubert que Foucault titula, en una de sus versiones, la biblioteca fantástica, se deja oír, ya desde su misma nominación, ese rumor borgiano que nos conduce, sin extravíos a recordar La Biblioteca de Babel, celebre cuento de su libro Ficciones, biblioteca conjeturalmente infinita, biblioteca cuyo centro es cualquier hexágono, transitada día y noche, siglo tras siglo por bibliotecarios perdidos en la inmensidad, biblioteca que algunos llaman el universo.
No son sólo este o aquel texto de Borges los que resuenan de lejos, o muy cercanamente, en la obra de Foucault; Pierre Menard, el autor del Quijote aparece en todo su esplendor cuando reflexiona sobre la repetición y la diferencia, cuando se encarniza con el comentario como la vía, pareciera inexorable, de nuestra palabra; El jardín de los senderos que se bifurcan… Funes el memorioso… La lotería de Babilonia… La muralla y los libros… El milagro secreto…
Podemos jugar con la letra, podemos leer a Borges desde Foucault, o bien leer a Foucault desde Borges. Podemos hacer también el juego a la inversa, leer a Borges teniendo a Foucault como mándala, el lirismo de sus frases será siempre, al leer a Borges, un recuerdo circular.
Envíos y re-envios constantes, placer y goce se conjuntan. “Esto es precisamente el intertexto: La imposibilidad de vivir fuera del texto infinito”, fuera de la Biblioteca de Babel, fuera de la biblioteca fantástica, ya que no debemos olvidar que “para soñar, no hay que cerrara los ojos, hay que leer. La verdadera imagen es el conocimiento.

Palabras digitales

¡Coma libros: alimente su espíritu! “Hay libros que sólo deben probarse; otros que deben devorarse; y otros, pocos, que deben, por así decirlo, masticarse y digerirse”. 
Francis Bacon

viernes, 7 de octubre de 2011

Ranganathan 2.0


En el caso de las bibliotecas, la tecnología digital ha contribuido en el sentido de crear nuevas formas de preservación de los contenidos ya sea por medio de la digitalización o de la difusión de documentos digitales. Además de crear publicidad por medio de sitios Web en donde se expone la ideología y la historia del pensamiento intelectual de una institución o nación. Por lo tanto los sitios Web, podrían ser considerados como documentos que contienen información regularmente estable debido a que son actualizados a mediano plazo, sin embargo no dejan de ser documentos con un gran valor informativo y cultural.
 
Los  sitios Web poseen un sincretismo atávico con los documentos impresos que han sido creados específicamente para su distribución, venta y lectura. Las cinco leyes (principios), de Ranganathan aun en la actualidad tienen vigencia y poseen una estabilidad sobre el entorno digital.  
LOS LIBROS ESTÁN PARA USARSE 
La actualización en los sitios Web es indispensable; ya sea en su contenido, diseño o ambos. Repercute en su utilidad y sus posteriores consultas. Por lo tanto un sitio Web es para usarse mientras mantenga una vigencia, si es que la requiere.
A CADA LECTOR SU LIBRO
La disponibilidad de un sitio Web debe ser considerada, ya que la saturación de visitas afecta el desempeño de la descarga.
A CADA LIBRO SU LECTOR
Existen comunidades que están enfocadas a ciertos perfiles temáticos ya que un sitio Web no es pensado sólo para una sola persona.
HAY QUE AHORRAR EL TIEMPO AL LECTOR
El tiempo de la descarga (sitio Web), es crucial en la interacción con el usuario.
LA BIBLIOTECA ES UN ORGANISMO EN CRECIMIENTO
Los sitios Web son organismos artificiales que están en continua evolución de acuerdo al código informático.

Espíritu científico

Para un espíritu científico todo conocimiento es una respuesta a una pregunta. Si no hubo pregunta, no pudo haber conocimiento científico. Nada es espontaneo. Nada está dado, todo se construye.
Muchas veces los profesores no comprenden que no se comprenda. Un educador no tiene el sentido del fracaso, precisamente porque se cree un maestro. Quien enseña manda.
 
Bachelard, Gastón / La formación del espíritu científico