jueves, 9 de febrero de 2012

Palabras digitales

Versos postreros escritos en la cárcel / Melchor de Talamantes

Dios amable que me tienes en la cárcel dura encerrado.
Y de golpe me has privado de mi honor, quietud y bienes.
Tu, mi Dios, que me sostienes en tan triste situación ablando de rigores,
y válgame los dolores de tu infinita pasión. Carezco en mi desconsuelo de la protección humana.
Y es mi diligencia vana. Si al favor del hombre apelo. A tu trono,
pues, el vuelo dirige mi alma afligida. La bondad, mi Dios,
convida a esto exceso de confianza. Has, pues, feliz mi esperanza, que de ti sólo esta ávida.

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