Por qué no soy budista / Molly
Peacock
Amo el deseo, el estado de
necesidad y de saber
Adquirir; construir un reino
en el alma requiere del deseo.
Amo las cosas que anhelo: Tú en
tu bata de baño sin amarrar,
las lenguas de efectivo que
cuelgan de mi billetera; y amo lo que quiero:
ropa, casas, redenciones. ¿Acaso
un traje nuevo color malva equivale a
Dios?
Oh, no, el deseo tiene jerarquías.
Perder una pluma amada no es igual a perder la fe.
El deseo pertinaz por un
pastel en su plato adquiere un significado,
incluso cuando el amor peligra
y ya nada importa.
Para mi madre, salud, para mi
hermana, desposeída, entereza.
Pero ¿por qué el deseo es
sufrimiento?
¿Por qué la carencia deja al
mundo en harapos?
¿De qué otra manera si no en
harapos debe estar el mundo?
Una casa con un portal rodeado
de columnas en lo alto sobre un lago.
Ten, aquí está tu dinero. Un rostro
amado en agonía, el espíritu se ha marchado.
Ten, usa mis harapos de amor.
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